“Que bonita tu polera”

-Estoy orgullosa de ti -me dice mi mujer. -hiciste lo correcto.

Trato de explicarle que, por el contrario, me siento pésimo. Porque debí haber dado un paso más.

Media hora antes fuimos a buscar a nuestra hija al jardín infantil. Al volver, pasamos a comprar a la verdulería. Verduras, evidentemente. Poco antes de llegar, vi una niña de entre 13 y 15 años, de pelo largo, caminando rápido por la vereda, con la mirada pegada al suelo.

Un tipo de unos 40 le iba hablando.

Alcancé a escuchar que le decía que se veía bonita con esa polera. ¿Qué significan esas letras? ¿Andas sola? Ella le susurró algo de vuelta, tratando de fingir que todo estaba bien, que no estaba muerta de miedo.

-¿QUÉ TE PASA CON LA NIÑA CONCHETUMADRE? ¿TENIS ALGUN PROBLEMA SACOWEA? ¿QUE ANDAI WEANDO CABRAS CHICAS ABUSADOR CULIAO?

Bueno, sí. Ese fui yo, en reacción automática. Empujé al tipo. Sé que los que me conocen me consideran un tipo bonachón y bastante inofensivo en general (salvo contadas excepciones), pero seamos honestos, mido 1.86 y peso casi cien kilos. Cuando un tipo que te saca diez centímetros de estatura y veinte de peso te grita de la nada y se pone al frente, listo para agarrarse a puñetes si es necesario, bueno, al menos te lo piensas.

-¿Qué? ¿Le estaba preguntando por la polera, y qué pazzza? ¿Y voh que andai? ¿Ah? ¿Que te creís? ¿Ah?

-QUE TE PASA CULIAO QUE CHUCHA ENFERMO CULIAO CONCHETUMADRE ¿QUÉ? ¿TENIS ALGÚN PROBLEMA? ¿TENIS ALGÚN PROBLEMA?

Ese fue el momento en que dudé. Dudé porque mi mujer había atinado a tomar a mi hija, que estaba tiritando. Habían otros hombres (estábamos a pocos metros de un paradero) que supieron lo que pasabam pero estaba claro que no iban a arriesgarse a intervenir. La gente miraba con curiosidad, pero tomando distancia. Dudé porque tenía el pelo suelto, un montón de cosas en los bolsillos. Dudé porque la chica ya estaba a una cuadra de distancia. Ese fue el momento en que el tipo aprovechó para caminar rapidito y gritarme a la distancia que él no era na’ pajaron y que pasa shushetumare voy a ver al Papa (sic).

Debí haber ido un paso más allá.

Debí haberle pegado no más. Aprovechar la ventaja táctica de la sorpresa.

Debí haberle pegado hasta que se me cansaran los brazos. Para que aprendiera, y para que, por al menos una vez en su vida, no le saliera gratis.

Pero no lo hice.